El Festival de Málaga 2016, en su 19 edición, vuelve a desplegar los encantos de su alfombra roja ante nuestro cine español. Y este año, los metros de más de su alfombra, también lucen ante los espectadores, miembros de la prensa, ciudadanos, turistas y gentío en general, que disfrutamos con una cita anual con el orgullo de verlo crecer.
El éxito progresivo del Festival de Málaga sería comparable a los resultados del cine español en las salas. Algo lento, pero constante. El término «españolada» le hizo mucho daño a nuestro cine y festivales como el de Málaga lo vienen a desterrar por completo en una apuesta por las producciones propias.
Tras un primer fin de semana intenso, con cinco estrenos de los que cuatro compiten en la Sección Oficial, me gustaría haceros una crónica resumida de lo visto hasta ahora. ¿Se llevará alguna de estas películas la Biznaga Oro? Yo tengo favorita. Por ahora…
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Toro (Kike Maíllo):
Grandes dosis de acción en una película que cuenta con la baza de Mario Casas como protagonista. Parte de su rodaje se hizo en Málaga, con escenas situadas en la playa de la Malagueta o el río Guadalmedina. Luis Tosar nunca falla en su actuación y aquí tampoco lo hace. Pero, por ponerle un pero, es un cine de acción vacío y al que no le puedes dar muchas vueltas. Porque no las tiene.
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La noche que mi madre mató a mi padre (Inés París):
Con un reparto acertado y un ritmo que no decae, La noche que mi madre mató a mi madre cumple haciéndonos pasar un buen rato. Aunque algunas situaciones pecan de ser demasiado excéntricas o surrealistas. Belén Rueda aprueba en su debut en la comedia mientras que María Pujalte vuelve a demostrar, una vez más, sus dotes naturales para hacer reír. Eduard Fernández, como siempre, único en su especie.
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La punta del iceberg (David Cánovas):
El director novel David Cánovas se estrena en el largometraje con Maribel Verdú como protagonista. Con una gran empresa multinacional en la que se suicidan tres de sus empleados, la historia pone de relieve los abusos de poder y los ambientes de trabajo tóxicos. El resultado es un thriller dramático que se queda en el intento de llegar a conectar con el espectador.
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El rey tuerto (Marc Crehuet):
En tan solo dos días de pases oficiales, el Festival de Málaga nos ha regalado una sorpresa con El rey tuerto. Una comedia negra de la que sin esperar nada te llevas mucho. Con un reparto de cuatro actores bien escogidos, Alain Hernández hace una interpretación memorable como policía antidisturbios. Los ojos con que ven el mundo los personajes son una caricatura de las dos Españas, que por mucho que nos pese siguen vigentes en la actualidad. En el reino de los ciegos, el tuerto es el rey.
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Rumbos (Manuela Moreno):
Después de su debut en el largometraje con Cómo sobrevivir a una despedida, Manuela Moreno nos propone cómo sobrevivir a Rumbos. Una película de historias cortas en varios medios de transportes y que, disculpad el juego fácil de palabras, pierde el rumbo en su desarrollo y en su forzado intento de que al final todo encaje. Con un reparto de lujo: Carmen Machi, Miki Esparbé, Ernesto Alterio, Pilar López de Ayala… el film se desinfla ante un guión demasiado explicativo y previsible.

Gastroweekend «Los manjares de Cervantes»
Y además de asistir a estrenos de películas, el Festival de Málaga ofrece un evento que intento no perderme: la Gastroweekend, una oportunidad para saborear la gastronomía de un chef en el Cine Albéniz. En el Día del Libro y en pleno IV Centenario de la muerte de Cervantes, disfrutamos con «Los manjares de Cervantes» que nos trajo el chef Pepe Rodríguez del Restaurante El Bohío.
Me despido de vosotros con esta suculenta imagen; la exquisita tapa de migas del Gastroweekend. Mi intención no es otra que seguir abriendo el apetito para una semana cargada de cine español.
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