Muchos hijos, un mono y un castillo

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En su primer largo como director, Gustavo Salmerón ha creado una estrella y no es otra que su propia madre: Julita Salmerón. Una señora de 81 años que derrocha naturalidad, humor, carisma y un desmesurado afán por preservar los recuerdos y las vivencias de su familia numerosa. Como demuestra este documental, Julita es capaz de conseguir todo aquello que se propone, como su sueño de tener Muchos hijos, un mono y un castillo.

Hace mucho que no me reía a carcajadas con una película. Una hilaridad que comparte con Carmina Barrios y las dos películas que protagoniza para su hijo Paco León. No obstante, estas son las mayores similitudes, junto a una capacidad innata para brillar ante la cámara. Julita, al igual que en su día lo fue Carmina, es un descubrimiento para el gran público. Pero Julita se muestra aún más natural si cabe, en un tono documental y casero. Nos conquista con sus maneras de andar por casa… o por su castillo.

Muchos hijos, un mono y un castillo - Julita y el mono

El maquiavélico mono de Julita

Las grabaciones se realizaron durante 14 años y sus técnicas rudimentarias provocan pequeños fallos de imagen durante su visionado. Esta gran cantidad de material acumulado hace que se eche en falta una estructura más coherente, pues entre escena y escena hay varios saltos de tiempo que dificultan localizar el momento exacto en que se desarrolla.

Pero ante todo, debemos ser conscientes de que en este documental no prima la iluminación, la banda sonora o el montaje sino el poder de transmitir una vida entera a través de imágenes y palabras. Una existencia fuera de lo común que puede llegar al corazón de muchas personas. El cine está para «movernos por dentro» y Julita y sus Muchos hijos, un mono y un castillo lo consiguen de sobra.

Muchos hijos, un mono y un castillo - Julita y Antonio

Julita y Antonio, un matrimonio perfectamente imperfecto

No os perdáis a Julita Salmerón, una mujer todoterreno cuya historia merece la pena conocer (aunque ella no quiera). Durante 90 minutos nos habla de temas tan universales como la guerra, la posguerra, la democracia, la crisis, la muerte… y el hambre. Me cautivó la anécdota de la muela en el café, su tesón para retar a la muerte o esa relación especial con Antonio, su paciente marido. El punto de unión del cual se nutre el metraje es una búsqueda; la de las costillas de su abuela, que se encuentran en una caja perdida entre infinitos objetos acumulados.

Muchos hijos, un mono y un castillo está nominada a mejor documental para los Goya 2018. Le deseo lo mejor a la familia Salmerón y a su recorrido por festivales y premios. Ya ha sido mejor documental en Karlovy Vary y Hamptons International Film Festival. Esperamos que en España no sea menos.

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