El Festival de Málaga 2019 ha llegado a su ecuador mientras que visionamos películas a un ritmo vertiginoso. En esta crónica hay lugar para los bucles en el tiempo, los perímetros de seguridad, un viaje a Senegal, la crisis de la clase alta mexicana, una ácida crítica a la sociedad actual y los amores que no tienen edad. Entre estas mini críticas se encuentra una pequeña joyita del Festival de Málaga 2019:
El increíble finde menguante (Jon Mikel Caballero)
El increíble finde menguante se ha presentado en la sección Zonazine del Festival de Málaga 2019. Si disfrutaste con la Muñeca rusa de Netflix, esta película también trata los bucles temporales. La protagonista, Alba (Iria del Río), va de casa rural con su pareja y sus amigos a la zona en que veraneaba de pequeña. Esa noche vive una mala experiencia, pues su novio Pablo quiere dejar la relación. Al día siguiente el tiempo se paraliza y Alba vuelve a vivir el fin de semana. En cada reinicio el bucle temporal sucede una hora antes. La historia es original y arriesga en su montaje, como en su forma de menguar la pantalla. Los diálogos están llenos de naturalidad. Sin embargo, juega en su contra que no llegamos a conocer la forma de ser y los objetivos que mueven a cada personaje, por lo que en cada bucle puede suceder cualquier cosa, sin que tenga demasiada coherencia. Por lo demás, una obra experimental y que entretiene si no le pides demasiado.
522. Un gato, un chino y mi padre (Paco R. Baños)
El título no es lo único estrambótico de 522. Un gato, un chino y mi padre, la segunda película de Paco R. Baños tras Ali. La historia comienza en un pequeño estudio en Sevilla donde George (Natalia de Molina) vive recluida. La causa es una agorafobia que no le permite salir de su perímetro de seguridad, que se reduce a 522 pasos. Los títulos de crédito son atractivos y el arranque consigue transmitir el aislamiento y la desesperación de la protagonista. Sin embargo, muerto el gato, empezó la rabia… o más bien terminó lo bueno de la película. El traslado de las cenizas del gato, que perteneció a su abuela portuguesa, junto a la nueva guía de viajes sobre Algarve que ha escrito su padre, obligarán a George a salir de su zona de confort rumbo a Portugal. Para sentirse segura, se llevará su casa a cuestas —»la vida son los objetos que nos quedamos»— en la furgoneta del chino (en realidad japonés) al que le compra. Una road movie cuya enfermedad, actriz y Algarve quedan bastante desaprovechados.
Staff only (Neus Ballús)
Staff only de Neus Ballús ofrece una mirada íntima y acertada en esta Sección Oficial del Festival de Málaga 2019. La protagonista es Marta (Elena Andrade), una chica de 17 años que está de vacaciones en un resort de Senegal junto a su padre (Sergi López) y su hermano pequeño. El constante choque en la relación con su padre, demasiado protector, se acrecienta por su deseo de explorar y comportarse como una joven más de allí. Para la protagonista es más interesante la vida real, con la que aprender hasta de las injusticias, que los paquetes turísticos prefabricados donde el riesgo es nulo. Su trama es muy sencilla, pero está llena de verdad. Hay una crítica soterrada a la desigualdad social, a la hipocresía y a la forma de venderse por y para el turista.
Las niñas bien (Alejandra Márquez Abella)
La directora mexicana Alejandra Márquez nos sitúa con Las niñas bien en la crisis económica que sufrió su país a principios de los años 80. La clase alta se vio especialmente perjudicada y comprobamos que, en una situación así, las mujeres poderosas son las primeras que descubren que en realidad no tenían ningún poder. La actriz Ilse Salas encarna a la glamurosa Sofía, una mujer con clase que deberá rebajar su orgullo y sus principios cuando llegue a su círculo de amigas otra mujer más ordinaria pero a quien la crisis económica parece no afectar. Las niñas bien es un retrato correcto de las miserias que acechan a los ricos que no saben perder sus privilegios.
7 razones para huir (Gerard Quinto, Esteve Soler y David Torras)
7 razones para huir suelta su primera historia como una bomba; no terminamos de creer lo que estamos viendo y la incredulidad nos lleva a reír. Cuando pasamos a la segunda, la película ya no es capaz de encontrar el mismo tono transgresor. El film narra 7 historias independientes, que quizá funcionarían como cortos o microteatros, ya que no hay nexo de unión que las sustente. Lo que tienen en común es una situación de crítica social, llevada al extremo, y tratada con el humor negro más absurdo: ¿te harías un selfie con un muerto?, ¿tirarías a la basura a un inmigrante?… Porque nuestra vida está llena de situaciones incómodas en las que preferimos hacer como si no ocurriera nada y ser meros espectadores. El problema de 7 razones para huir es la brocha gorda con la que remarca dichas razones, que parecen sacadas de un sketch o de una crítica de manual. ¿Lo mejor? Cuenta con un gran elenco de actores.
El doble más quince (Mikel Rueda)
La premisa de El doble más quince la hemos visto muchas veces pero desde el lado contrario: una chica de 15 años con un hombre de mediana edad. En este sentido, Mikel Rueda se arriesga al dar la vuelta a la tortilla y que sea Maribel Verdú quien «aproveche» su atractivo para seducir a un yogurín. Todo comienza con Ana, una mujer de familia cansada de vivir solo a través de los demás. Su rutina la lleva a buscar nuevas experiencias en un chat de sexo y concertará una cita con Eric (Germán Alcarazu), del que no conoce ni su físico ni su edad… La relación entre ambos se desarrolla en el transcurso de un día y los actores consiguen tener química entre ellos. No obstante, al guion se le notan las costuras en el tono paternalista de Ana y en sus enseñanzas de la vida, que trata de transmitir a un inexperto chaval. Los secundarios tampoco están bien introducidos y se opta por el fuera de plano y la voz en off antes que mostrar a nuevos personajes. Por estos motivos El doble más quince se queda a medias y no desarrolla lo que podría haber sido una buena historia.
Finalizamos esta crónica con un recopilatorio de fotografías del Festival de Málaga 2019, realizadas por la creativa audiovisual Almudena Pérez.
De esta segunda crónica, solo he visto «7 Razones para huir» y «522. Un gato, un chino y mi padre». Y estoy totalmente de acuerdo con ambas críticas.
Cambiaría lo de «muerto el gato…se acabó lo BUENO» porque como bien dices, la película comienza con una trama que engancha, pero no han sabido aprovechar sus puntos fuertes. Además una pena, porque yo adoro a Natalia de Molina y aquí tengo que reconocer que hace un papel bastante sobreactuado, muy esquemático y lineal, no me la creo en ningún momento.
Y en cuanto a la otra película, sin duda, lo mejor que tiene es su elenco. Y hay que ir a verla con la idea que es una crítica a la sociedad al extremo de humor.