Los días que vendrán es la tercera película de Carlos Marqués-Marcet, que debutó con 10000 km y después rodó Tierra firme. Para desarrollar esta historia, el director catalán aprovechó que su actor de referencia, David Verdaguer, iba a ser padre junto a la también actriz María Rodriguez Soto. Ambos se ponen en sus manos para filmar una historia de ficción, la de Vir y Lluís, una pareja que descubre que están «embarazados» y, a partir de ahí, deben adaptar sus vidas para recibir a un nuevo miembro en la familia. El resultado es una emotiva película tan bella como la vida misma.
Al tratarse el tema del embarazo, y además de forma real, la protagonista no podía ser otra que la embarazada. En este caso, una María Rodriguez que muchos descubrimos a lo grande con este papel. Seremos testigos de los cambios que suceden en su físico, en su situación laboral y en su relación de pareja, que evoluciona a una nueva etapa. De forma muy acertada, Los días que vendrán tiene en cuenta el punto de vista del padre y la asunción de roles padre-madre que aparecen por instinto, incluso sin tener en cuenta nuestros ideales.
La vida siempre gana
Una vez que se decide seguir adelante, se gesta un nuevo ser que llena de incógnitas el futuro: si realmente hay necesidad de regularizar la pareja, decidir el nombre del bebé, cómo tener el parto, el tipo de colegio al que irá… cuestiones comunes que provocan bastantes quebraderos de cabeza cuando no se llega a un acuerdo. Porque tener un hijo es todo un reto que pone a prueba a cualquier pareja.
Los días que vendrán es el retrato minucioso del proceso de aprender a ser tres cuando no se ha tenido el tiempo de aprender a ser dos
Un parto natural en los años 80
La actriz María Rodríguez tiene la suerte de contar con un vídeo familiar que ha utilizado en la película. De forma casera, sus padres grabaron el proceso del embarazo y el momento del parto. Este vídeo real se intercala durante el metraje para unir a tres generaciones de mujeres: abuela, madre y nieta. Uno de los puntos álgidos del film es cuando Vir, embarazada, contempla el momento de su propio nacimiento. La escena se rodó en una toma de 50 minutos mientras veía la cinta completa. La emotividad y la naturalidad que derrocha es suficiente regalo.
Las escenas de la película están llenas de intimidad y verdad, pues el aprendizaje y las frustraciones de los personajes son una constante. En cuanto al parto, con que seas un poco aprensivo, hay momentos tan realistas que hacen apartar la vista de la pantalla. En realidad veremos dos partos: uno totalmente real, el de la madre de Vir/María, y el de la propia Vir, que se rodó un año después, ya siendo madre la actriz. Una experiencia que la ayudó al interpretar las dolorosas contracciones.
En su paso por el Festival de Málaga 2019, Los días que vendrán se ha alzado con la Biznaga de Oro a la mejor película española, la mejor dirección para Carlos Marqués-Marcet y la mejor actriz para María Rodríguez Soto. Un merecido triunfo para una película que sabe cómo emocionar al espectador.
Me declaro una fan incondicional de Carlos Marqués-Marcet por su gran manera de dirigir a los actores, por su sensibilidad y por su manera de contar una historia, con tanta veracidad y realismo. Además de usar mucho el plano secuencia, un recurso que personalmente me encanta porque da mucho más dinamismo y ritmo a la película y deja más improvisación a los actores. MI CLARA FAVORITA de este año del festival.
Pd. No tengo perdón que no haya visto todavía «Tierra Firme», esta misma tarde voy a verla.